Millones de personas cruzan la frontera con Estados Unidos de manera ilegal cada año. Uno de ellos nos relata su experiencia. Lo retrata como un calvario. Original de África, puso rumbo al Nuevo Mundo en un pequeño barco con capacidad para 60 tripulantes. En total viajaban 200 en la bodega. Muchos fallecieron. Al llegar a uno de los puertos de Los Santos, se dispersaron y no volvieron a reencontrarse. Se encontraban totalmente incomunicados. Solo llevaban lo puesto y no tenían forma de contactar entre ellos a posteriori. Las condiciones de esta travesía se deben a una mafia de inmigración. El entrevistado la ha denunciado en vano. Al menos, gracias a un alma caritativa ha encontrado trabajo y está realizando trámites para obtener la ciudadanía estadounidense.
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